lunes, 25 de octubre de 2010

Retrato


Mi infancia son recuerdos de un patio de Sevilla,
Y un huerto claro donde madura el limonero;
Mi juventud, veinte años en tierra de Castilla;
Mi historia, algunos casos que recordar no quiero.
Ni un seductor Mañara, ni un Bradomín he sido
-ya conocéis mi torpe aliño indumentario-,
mas recibí la flecha que me asignó Cupido,
y amé cuanto ellas pueden tener de hospitalario.
Hay en mis venas gotas de sangre jacobina,
Pero mi manantial brota de manantial sereno;
Y; más que un hombre al uso que sabe su doctrina
Soy, en el buen sentido de la palabra, bueno.
Adoro la hermosura, y en la moderna estética
Corté las viejas rosas del huerto de Ronsard;
Mas no amo los afeites de la actual cosmética,
Ni soy un ave de esas del nuevo gay-trinar.
Desdeño las romanzas de los tenores huecos
Y el coro de los grillos que cantan a la luna.
A distinguir me paro las voces de los ecos,
Y escucho solamente, entre las voces, una.
¿Soy clásico o romántico? No sé. Dejar quisiera
mi verso, como deja el capitán su espada:
famosa por la mano viril que la blandiera,
no por el docto oficio del forjador preciada.
Converso con el hombre que siempre va conmigo
-quien habla solo espera hablar a Dios un día-;
mi soliloquio es plática con este buen amigo
que me enseñó el secreto de la filantropía.
Y al cabo, nada os debo; debéisme cuanto he escrito.
A mi trabajo acudo, con mi dinero pago
El traje que me cubre y la mansión que habito,
El pan que me alimenta y el lecho donde yago.
Y cuando llegue el día del último viaje,
y esté al partir la nave que nunca ha de tornar,
me encontraréis a bordo ligero de equipaje,
casi desnudo, como los hijos de la mar.


(
'Retrato', Campos de Castilla. Antonio Machado)


viernes, 22 de octubre de 2010

Viajante




Sobre tus aguas siempre cambiantes
mil versos se habrán escrito,
todos ellos perdidos.
De tus mil luces, mil apagaron
y mil veces mil encendieron.
Más de mil años vieron pasar
tus canales, en sueños.

En tus murallas de arena y sal
rabiosas armadas se hundieron,
en tu catedral inundada
se vaciaron los recuerdos.

Orgullosa permaneces,
inmiscible al tiempo,
pero el mar te reclama.


(Venessia)







Nunca antes vi fluir el mármol,
el agua estática
sólo admiraba.


(a la "Fontana dei Quattro Fiumi" de Gian Lorenzo Bernini)